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“This is Satoshi Nakamoto. If you're listening to this, you are the resistance”.

Puede que esta frase, hubiese sido una manera demasiado pretenciosa de iniciar el whitepaper de Bitcoin. O puede que, por el contrario, nos la hubiésemos tomado demasiado a la ligera. Lo que intentaremos desgranar en este artículo, es cómo una tecnología surgida para combatir los peligros del sistema bancario actual, puede convertirse en nuestra única esperanza frente a los avances tecnológicos que están por venir.

La referencia de este artículo a Terminator no es un mero elemento folclórico. Pero tampoco es una declaración directa de intenciones. Este artículo pretende ser una llamada de atención sobre los acuciantes cambios que propiciarán en nuestra sociedad las nuevas tecnologías. Mucho más cercanas y variadas que la singularidad. En ese sentido, en este pueblo somos mucho más de Black Mirror que de Schwarzenegger en cuero(s). Y para ello vamos a hablar de una serie de tecnologías que ya superan a la ciencia ficción y como Blockchain puede ayudarnos a utilizarlas correctamente.

Empecemos hablando de inteligencia artificial y de su estado actual, que pese a estar lejos de la temida singularidad, presenta unos resultados que prometen transformar radicalmente nuestra relación con los medios digitales. Podemos entender la inteligencia artificial como cualquier proceso computacional que se base en el aprendizaje, en vez de en algoritmos deterministas. Si bien esta definición nos puede resultar extraña, sus aplicaciones no lo son en absoluto. Los filtros para fotos, que transforman nuestra cara en un adorable perro, funcionan de esta manera. Se trata de redes neuronales que aprenden a reconocer y modificar imágenes, de modo que se pueden enfrentar a resolver un mismo problema con caras que nunca han visto.

Es precisamente en este ámbito de reconocimiento de imágenes donde se puede encontrar mayor investigación y resultados de estas tecnologías. En la imagen de abajo se puede observar un frame de Terminator 2 en el que se ha sustituido a Schwarzenegger por Stallone. Forma parte de una serie de vídeos hechos por Ctrl Shift Face, los cuáles merece la pena pararse a ver. ¿Serías capaz de distinguir que esos vídeos son falsos?

De la mentira viven muchos, de la verdad, casi ninguno (nos hacen pensar a veces)

Existen ejemplos de este tipo de “fakes” no solamente en el ámbito de las imágenes. De forma similar funcionan generadores de voz, capaces de impersonar a Obama. O este generador de textos, el cual no fue publicado en su versión completa porque, en palabras de sus creadores, el mundo no estaba preparado para textos tan ”humanos”. El futuro que nos presentan estos avances es poco alentador, pues cualquier contenido multimedia podría estar falsificado. Más teniendo en cuenta que ejemplos como el de la imagen anterior están realizados por personas anónimas, ¿que serán capaces de hacer los servicios de inteligencia?

La cuestión es entonces cómo nos podemos proteger de una tecnología tan disruptiva, que podría afectar incluso a pruebas judiciales. La solución que nosotros proponemos es la de certificar contenidos multimedia mediante registros en Blockchain. Esto es, almacenar en un registro público, distribuido e inmutable certificaciones de creación de contenido. Estas certificaciones permiten asegurar, mediante el almacenamiento del hash del archivo, que el contenido creado no ha sido modificado. Un ejemplo ya funcional de este concepto es el de Wordproof, un plugin de Wordpress que permite a los usuarios certificar sus contenidos en varias Blockchains basadas en EOSIO.

Pero actualmente, ¿supone la falsificación de contenidos un problema? Quizás el mejor ejemplo sean las fake news y el impacto que tienen en redes sociales. Quién quiera profundizar más en el tema le recomendamos esta serie de vídeos en los que se analiza en profundidad este fenómeno, desde una perspectiva técnica. Pero en resumen, se puede decir que existe una “carrera armamentística” entre grupos que buscan generar desinformación y los administradores de estas redes. En esta carrera, las redes sociales crean sistemas de detección por IA de contenido fraudulento. Pero mientras, estos grupos utilizan nuevos sistemas de IA para generar contenido que pasa desapercibido. Juegan pues, al gato y al ratón de manera indefinida.

Ejemplo de un "telediario" creado por IA para difundir fake news

Otro de los grandes problemas a los que se enfrentan, es el de las redes de bots que orquestan estos contenidos falsos. Son generalmente cuentas que han pertenecido a personas reales y después han sido comprometidas. Por tanto, son muy difíciles de detectar como cuentas fraudulentas. Estas cuentas pasan a servir a un mismo objetivo, por ejemplo apoyar el Brexit. Para ello, interaccionan entre ellas como si fuesen reales, comparten los mismos contenidos, etc. En definitiva, actúan en conjunto para promover los contenidos que les interesa.

De nuevo, pese a la complejidad del problema, existen iniciativas que proponen una solución basada en la tecnología Blockchain. Esta vez parte de los propios desarrolladores de EOSIO, Block One. Esta empresa, que es la responsable del desarrollo del software que utilizan todas las redes basadas en EOSIO, es la beneficiaria de los 4 mil millones de Dólares de la ICO de EOS. Precisamente teniendo en cuenta la importancia del problema que se comentaba arriba, Block One ha anunciado un año después de su lanzamiento, que su proyecto estrella para EOS será Voice, una red social que opera sobre tecnología blockchain. Su gran promesa es que mediante la identificación personal en Blockchain, se podrá tener una red social libre de estos contenidos falsos. Además, gracias a un innovativo sistema de monetización se pondrá en el centro de la plataforma la “voz” de la gente, en vez de intereses políticos o los caprichos de un algoritmo de recomendación.

De momento, solamente hemos analizado tecnologías que nos afectan a través de una pantalla. Pero otro de los grandes campos de batalla en materia de seguridad será el de los dispositivos cotidianos conectados, también conocido como Internet of Things (IoT). Hablamos de toda esa miríada de aparatos de nuestro día a día que de forma progresiva, y casi sin que nos enteremos, han ido adquiriendo capacidades avanzadas de conexión: lavadoras con alertas vía bluetooth, frigoríficos con WiFi, elementos de domótica... Pero esta tendencia no se circunscribe exclusivamente a estos objetos, aparentemente inofensivos,  sino que alcanza a otros de mayor calado como vehículos o dispositivos médicos. Es con estos donde se hace evidente que un uso fraudulento o malintencionado de los mismos puede tener un gran impacto en el bienestar de las personas. Sirva como ejemplo ilustrativo el caso de los marcapasos inteligentes fabricados Abbott, los cuales tuvieron que ser llamados a revisión en 2017 tras detectarse una vulnerabilidad que permitía a un atacante tomar el control de los mismos, con el peligro para la vida del paciente que eso supone.

Pero el Internet of Things no solamente presenta retos en cuanto a su conectividad. Progresivamente se irán integrando en nuestros dispositivos otras tecnologías, como la IA antes mencionada o la integración de pagos, haciéndolos cada vez más autónomos. Es probable pues que en unos años nuestro aire acondicionado sea capaz de autorregularse en función del precio de la energía o de nuestro estado de salud, a la vez que maneja automáticamente los pagos a la compañía eléctrica. Esto nos pone nuevamente en un punto comprometido, pues cada vez más cosas a nuestro alrededor funcionarán sin que podamos controlarlas.

Como punto final, no queremos hacer un artículo sobre tecnología-ficción sin mencionar a Elon Musk. En su última aventura nos ha sorprendido adentrándose en el terreno de la biomedicina. Neuralink ha anunciado recientemente un gran avance en la comunicación entre cerebro-ordenador, disminuyendo los riesgos y aumentando la velocidad de transmisión de datos. Con estos avances pretenden dotar, en una primera fase, al cerebro de una nueva vía de comunicación exterior que nos permitiría aumentar de forma sustancial la velocidad con la que podemos realizar ciertas tareas en nuestros dispositivos (ordenadores, smartphones… ). Sin embargo, Neuralink tiene acceso directo a las todas comunicaciones neuronales que se producen en la zona del implante, ¿donde está el límite de la información que estos patrones pueden revelar sobre nosotros mismos? ¿hasta qué punto este tipo de implantes pueden ser utilizados en nuestra contra?

Una rata con USB-C en forma de cresta, coqueta candidata a Miss Cyberpunk 2019

Ante todo lo expuesto anteriormente parece evidente que se hace necesario algún sistema  que permita al usuario de a pie controlar estas tecnologías. Creemos que Blockchain puede servir como herramienta de infraestructura que permita desarrollar un estándar más seguro de comunicación. Una filosofía de total transparencia y responsabilidad, donde las empresas deban registrar sus actividades de forma pública y accesible. De lo contrario, por la naturaleza hiperconectada de nuestra sociedad, los atacantes siempre encontrarán un salvoconducto por el que acceder a nuestro patio trasero sin que nos demos cuenta. Por eso es necesaria una solución transversal que certifique nuestra identidad en la red, maneje de forma segura nuestros pagos y haga públicos los algoritmos que ahora están ocultos. De lo contrario, seguiremos inmersos en un eterno juego del gato y el ratón, en donde cada empresa tenga que manejar cada vez más medidas de seguridad y nosotros como usuarios dependeremos, en cosas cada vez más importantes, de que no cometan fallos.
 

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