Una de las actividades de nuestro centro tecnológico es la creación de demostradores físicos, que exponemos de forma permanente en nuestras instalaciones, y que nos permiten explicar mejor los usos y aplicabilidad real de diversas tecnologías innovadoras. También son de mucha utilidad en ferias y congresos, donde inmediatamente captan la atención de los visitantes y eso nos permite acercarnos a un mayor número de potenciales usuarios.
En este artículo os hablaremos de “Motorhertz”, uno de los últimos demostradores que hemos desarrollado. Inicialmente fue creado para exhibirlo en un par de congresos sobre tecnologías Blockchain, pero lamentablemente se cancelaron por la situación de pandemia y no ha salido aún de nuestro laboratorio. Por eso queremos mostrarlo aquí, acompañado de otros casos de uso en los que estamos trabajando y que emplean tecnologías base similares.
Motorhertz ejemplifica un caso de uso industrial que combina el empleo de tecnologías Blockchain con Internet of Things (IoT). Más concretamente muestra el trabajo con sensórica en tiempo real, pues mide y analiza el sonido que produce el funcionamiento de un motor eléctrico con el fin de detectar posibles anomalías del mismo. Esta metodología es utilizada hoy en día en la industria, donde gracias al sonido se pueden diagnosticar diferentes máquinas sin necesidad de colocar un método de medición intrusivo.
Para la construcción de este demostrador hemos empleado un hardware muy asequible: un simple micrófono y una Raspberry Pi, la cual se encarga de la medición y visualización de datos en tiempo real, así como el almacenamiento de los mismos en el registro de una red pública Blockchain.
En el aspecto del software hemos desarrollado una aplicación que sobre el espectro de frecuencia del motor infiere la velocidad a la que está girando (de ahí el nombre del demostrador). Este programa ejecutado en la Raspberry Pi envía periódicamente la velocidad al registro de la red Blockchain, pero además, si detecta un comportamiento inusual, por ejemplo un aumento excesivo de revoluciones, genera una alerta específica que también se registra vía Blockchain.
Escalando este demostrador a un entorno de producción, nos permitiría tener acceso tanto al historial de uso en tiempo real de una máquina, como a un registro de anomalías detectadas que puedan poner en riesgo la misma o el cometido del motor. Y esto es importante, porque además de poder “certificar” el uso de la máquina, también apunta la posibilidad de certificar procesos de fabricación, mejorando la trazabilidad de las piezas desde que son manufacturadas.
Pero además de este ilustrativo demostrador, en CTIC llevamos tiempo aplicando una combinación similar de tecnologías en varios proyectos de envergadura. Por ejemplo, en uno de ellos se capta, almacena y analiza el funcionamiento de maquinaria agrícola autónoma. Destaca por combinar conceptos novedosos con arquitecturas comunes a vehículos tradicionales, como el protocolo bus CAN empleado para recoger los datos, para certificar el correcto funcionamiento de la maquinaria, algo similar al caso de Motorhertz. Pero para este tipo de máquinas autónomas es algo aún más importante, de cara a poder certificar su historial frente a clientes, las aseguradoras y otras partes implicadas.
Hay otro proyecto desarrollado por CTIC que también involucra a un vehículo autónomo, pero en este caso se trata de un dron. Además de para certificar el adecuado funcionamiento del mismo, surge otro uso de las tecnologías Blockchain muy interesante: la comunicación M2M entre diversos vehículos. Podemos imaginar un futuro cada vez más cercano en el que coexisten automóviles y drones autónomos, para lo cual se ha de diseñar un sistema adecuado: uno que sea público, dado que todos los vehículos han de poder leer y escribir en él, y que sea seguro e inmutable para poder dirimir responsabilidades en los incidentes que puedan ocurrir, simplemente consultando la información almacenada. Por supuesto, la tecnología Blockchain puede ser la base de este sistema. En el caso del dron, actualmente almacenamos las mediciones en tiempo real de su vuelo, que podrían usarse en un futuro como sistema de comunicación entre vehículos autónomos. En este caso, almacenamos datos referentes a su sistema de navegación, que va calculando el posicionamiento del dron mediante un sistema láser.
Por último, otro de los proyectos donde sacamos partido a estas innovadoras tecnologías, hace un seguimiento a las cámaras de fototrampeo. Estas cámaras se utilizan para controlar la población de especies salvajes, y es de especial interés conocer su estado dada su colocación remota. Aquí el mayor reto ha sido combinar sistemas de comunicaciones que no necesitan cobertura, con un sistema Blockchain. Los dispositivos se comunican mediante LoRa (un sistema P2P) con un receptor, situado en un punto con cobertura y capaz de retransmitir los datos que serán guardados en el registro Blockchain. Así aseguramos el sistema de trazabilidad de estas cámaras de fototrampeo, certificando que se realiza la monitorización del medio natural. Además, hemos incorporado un sistema de pagos que incentiva las labores de mantenimiento de los dispositivos, como por ejemplo el reemplazo de sus baterías. Quien lo haga puede reclamar una recompensa en forma de criptomoneda, un tipo de incentivo que está coordinado y asegurado gracias a un contrato inteligente (smart contract).
Como demostramos en CTIC, las tecnologías Blockchain han alcanzando un punto de madurez que permite, aplicándolas adecuadamente, gestionar en tiempo real gran cantidad de datos procedentes de dispositivos IoT. Esto abre las puertas a nuevos casos de uso en los que las redes Blockchain no solo pueden actuar de certificación, sino como una base segura de comunicaciones entre personas y máquinas.
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